miércoles, 27 de noviembre de 2013

PEQUEÑAS HISTORIAS (II)




EL BESO QUE TE DEBÍA
Era un amor adolescente. Él en sus venturosos 17 y ella en los virginales 16. El caballero se declaró a la dama;  siguiendo  el protocolo amoroso la agarró entre sus brazos y mirándola a la cara le manifestó su querer. Ella le dijo que sí, pero lo mas extraño, inusual, e inédito, es que  no sellaron su amor con un  tradicional y apasionado beso, por lo contrario fue  un abrazo.               
Así cada encuentro era un abrazo. La aventura romántica terminó en una fiesta, cuando ella  conversaba  con otro chiquillo de 17 y él, en su agonía plagada de celos decidió besar a su ex; pues se encontraba en la misma fiesta.             
Terminaron y pasado 2 años, ellos se encontraron. Departieron y al final de la conversación él se acercó detenidamente,  miró  su rostro, y  la besó. Luego le dijo: “ese fue el beso que te debía”.  la escribo tal y como me la contaron.

ESCUELA DE GILEROS.
Una mujer lo tildó de no saber gilear (enamorar) Desde ese entonces se convirtió en un sucio pendejo. Violó al amor cuantas veces pudo, a cambio de eso logró  diferentes triunfos, y con ello lagrimas féminas. Hasta que apareció una mujer distinta; sentimientos nobles, sencilla, capaz de amar. Él dejó esta escuela y decidió vivir enclaustrado en el verdadero sentir  del amor.


PROHIBIDO SER GORDO.
Vivimos en un mundo donde muchos valoran las apariencias físicas,  en el caótico habitad superfluo, bombardeado por  estereotipos enfermizos.          
En consecuencia, Ser gordo fue su peor delirio. Se sometió a bajar de peso, y al final lo logró.  Pero como todo no dura en esta  vida, regresó  como lo envió Dios, “con una súper guata”.  Insistió, Trató de  ser esbelto para ser “atractivo” no obstante encontró a la chica que poco o nada le interesaba eso. Ahora el gordo es feliz.           
Siempre hace deporte y acude al doctorcito para cuidar su salud. La escribo tal y como me la contaron.


GANA PIERDE.

Allí estaba él, con sus manos temblorosas, contando sus  pasos,  escuchando el palpitar de su corazón, con una voz desde su consciente,  “díselo”. Por primera vez se declaró, Digo primera vez porque siempre cambió las palabras por un beso. Eso bastaba  para indicar que ya estaban juntos. Ahora el sentía algo distinto, una atracción de cuerpo entero entre mezclados con sentimientos sublimes. Se lo dijo; ahora él  la olvida como mujer para amar. Será difícil  quedarse solo con  la amistad. 

sábado, 16 de noviembre de 2013

LO QUE APRENDÍ DEL AMOR.



Lo que nadie sabe – hasta ahora- es que cada cierto tiempo  medito a manera minuciosa,  un balance de mi propia vida. Literalmente me gusta sentarme a conversar conmigo mismo, sobre todo de aquello que está aconteciendo. Los sucesos y momentos de mi mundo, ese lugar personal  que también posees tú  y que  por alguna razón, has querido escapar por diversos problemas.          
Unos días atrás lo hice. Sentado frente al balcón del apartamento número 401  logré reunir toda clase de pensamientos y cuando lo hacía, me topé con esa palabra de cuatro letras con un generoso valor. “El amor”, qué  he aprendido del amor en todo este tiempo, me pregunté.

Primero empezaré diciendo que, no tenemos nada seguro en el amor, las personas pueden irse de pronto y no regresar jamás. La razón es sencilla: muchos piensan que por llevar un dos a tres años de enamorados o casados la relación será para siempre, cuando de pronto se olvidan de seguir brindando detalles o acciones, y de pronto el amor se marchó. Las personas se aburrieron y se perdió el interés.

Ser  celoso no ayuda para nada. Cada persona tiene su propio mundo, su espacio, su vida, sus amigos (así  te quieran atrasar) y familia. Nadie puede prohibir nada a nadie.  Los celos existen pero no para destruir, sino para darle ese toquecito de interés. Así el hígado te reviente a patadas.           
Quien escribe no es celoso al extremo, salvo si esta personas  sea realmente infiel habrá perdido todo, me molestaré, lloraré, y al final sabré cómo era en realidad.
Hacerle entender a alguien tus verdaderos sentimientos no es sencillo en estos tiempos. Antes que tú, existió un imbécil que jugó con el amor y ahora será algo complicado para ti. He aprendido a expresarme hasta lograr que me quieran, por otra parte, si esta persona no da señales o valora lo que haces es mejor abandonar la misión.  

No hay nada mejor que compartir. Es como partir tu  galleta de vainilla en dos. Lo mismo pasa con tus sentimientos, emociones  y hasta problemas. Tal vez no tengas la solución exacta o correcta pero escuchas, eres atento, y tienes dos brazos para proteger.  
El amor verdadero empieza con un gusto, atracción. Una mezcla de sorpresas; porque no las programas, por lo contrario  llegan solas. Cuando despiertas lo primero que llega a la mente es la imagen de esa persona, y al término del día ya la estás extrañando.
Los miedo existen y existirán de siempre, pero no hay mejor formula que brindarle tu confianza, experiencia, sonrisa, como también, todo el cariño sincero  hacia esa persona. Así ella (o él) tengan aún sus dudas pero lo haces porque necesitas expresarte.   

He aprendido que el amor tiene etapas difíciles, complejos y preferencias físicas: las difíciles cuando no hay comunicación y falta de expresión; los complejos porque están aquellos que les preocupa el qué dirán; y las preferencias físicas porque muchos se refugian en el lado superficial y no valoran esa parte tan importante como es la  espiritual, sin embargo, están las (o los) que pretenden solo entregarse y ser felices. Sin importarles las perfecciones.
No deseo quedar como el hombre perfecto, porque no lo soy, he tenido errores, y  muchos desvaríos. He dejado estos aspectos de los muchos que he aprendido acerca del amor, el mejor de los sentimientos. No hay duda.


miércoles, 6 de noviembre de 2013

EL ÚLTIMO ADIÓS.





Salgo de la universidad y me amino  a subirme en un bus que pasa cerca a mi casa. No acostumbro  ha desarrollar esa actividad porque caminando llegaría en ocho minutos, y a pasos agigantados en cinco. De cierto modo quería ahorrarme la fatiga de un día de los mil diablos.        
Camino hasta llegar al último asiento de la derecha, pero antes, como rito precavido. Tiendo mi mano palpando por si un pegajoso, molestoso, y ensalivado chicle, se impregna en mi pantalón de vestir. Solo con imaginarme un pedazo de chicle colgado en esa parte del pantalón, sería blanco de  burlas, peor, si queda sostenido justo en la parte céntrica.            

Mi búsqueda fue exitosa; asiento limpio, y  sin ninguna partícula de goma de mascar, listo para ser abordado. Hasta que encontré una hoja de papel envuelta a manera de carta. Primero pensé en tirarla por la ventana- recordé la contaminación ambiental-  cuando el vehículo avanzaba la curiosidad fue despertando mi instinto. La leí  dos veces sin detenerme.  Quiero aclarar que, para publicar esta confesión he ocultado el nombre del destinatario y remitente, así como también, he corregido algunas faltas de ortográficas dándole cierto matiz en la redacción, pero, la esencia del mensaje se conserva en este breve pero sustancial escrito.


“Lo tuyo es algo  contradictorio. Me tienes, te gusto y me dejas ir. Me considero últimamente como un juguete tuyo, eso es lamentable. Siento  una estúpida razón,  de la que aún no puedo escapar. Y eso se llama amor,  un amor que lo conviertes cada día en un fracaso. Te he ofrecido absolutamente todos mis sentimientos, mis palabras han sido sinceras, mis acciones mucho más.     
Ayer te busqué y  parecías una  persona sin alma,  no tenías nada para mí. Vuelvo a repetir. Algo contradictorio a dos días  atrás;  donde me abrazabas como si de verdad me necesitaras. Me besabas como si el mundo se terminará. Me hablabas silenciosamente, con deseos y aliento de pasión; como si poco a poco se extinguieran las palabras de este mundo. Por último; siento que siembras en mí, tu maleficio de sentimientos. ¿Te parece justo? ¿Me lo merezco?


Una de tus infames  excusas es manifestar  que no soy atento, que no te quiero, pues, qué más atención puede recibir  una Reyna de su fiel escudero. Si  te pregunto ¿qué te sucede, te puedo ayudar?   No respondes. Me parece que tu  complejo e  inmadurez consume más tu vida. Así como tú la haces con la mía. Hoy  la gente de la universidad, me dicen que soy un perfecto  cojudo, un idiota sin sentido por  andar tras de ti.  Sinceramente ya me estoy cansando. Todo el mundo necesita ser feliz y esa felicidad definitivamente no es a tu lado. Solo quiero olvidarte en esta última carta; ya no me busques, déjame libre, no me confundas, toma lo superficial  que yo me quedo con lo real”  Adiós.