Lunes 15 de setiembre del 2001.
Es difícil Caminar cerca a ella. Cada vez que lo hago se activan en
mis entrañas, ciertas sensaciones
frágiles. El nerviosismo se apodera de mí y por
si fuera poco. Llega un dolorcito a mi garganta; provocando temblores a mis
palabras. Ayer ella me preguntó la hora y yo le dije tartamudeando que eran las
12: 05, cuando en realidad mi reloj marcaba las 12:25. No se qué me pasó, qué
puedo hacer para expresar todo lo que siento por ella. Me invade el temor.
Martes 16 de setiembre del 2001.
Hoy llegué tarde a clase. Mi
madre me encargó ir de compras al mercado y yo, a regañadientes obedecí. Instintivamente
ya presagiaba mi retraso pues, a la 1:20
pm. Corría extenuado y directo al salón.
Al ingresar la puerta emitió un chillido casi escalofriante, similar a las películas de terror. Accedí unos pasos y el
profesor prohibió mi ingreso. Ahora debo
quedarme sentado en la vereda de mi salón, mirando a las hormigas y esperando el
cambio de hora.
Miércoles 17 de setiembre del
2001.
Hoy sí llegué temprano al colegio,
eran las 12:45 y nos escapamos de la formación. Julio, Felipe y yo, le hicimos
una maraña al auxiliar de disciplina;
justo cuando dio la orden para cantar el Himno Nacional del Perú. Nos
escabullimos de frente al salón.
Culminó la formación y como
siempre, busqué el ángulo perfecto para ver a mi inspiración
reveladora. A la mujer que ha sido culpable en los últimos dos años de
mis desvelos, actitudes románticas, canciones, y toda una lista de poemas
destinados a ella. El mejor
lugar para eso, era frente al
resquicio de la ventana derecha del salón.
Cuando de pronto, ella ingresaba con su uniforme azul oscuro; sus ojos verdes, hacían juego con trenzas
sujetas por cintillas del mismo color. Me dieron esas ganas que tiene todo
hombre de saltar y abrazarla- pero eso, solo existía en mi
imaginación- ¡¡ Hay Dios!! Que bien la
había acicalado su mamita. A veces pienso decirle si le dolió la caída. Porque
no pudo venir de otro lugar que no sea del cielo. Ella es Nataly.
Jueves 18 de setiembre del 2001.
Estaba sentado en el lugar de
siempre pero Nataly no llegó. ¿Le habrá pasado algo?
Viernes 19 de setiembre.
Entre la conversación – e
insospechablemente- le pregunté a Carolina si sabía algo de Nataly, pero su
respuesta no sonó tan alentadoras.
El recreo fue un acto fúnebre, ella no
estaba. Fui a pasear por las canchas de fútbol y decidí regresar cinco minutos después que tocara la campana.
Lunes 22 de setiembre del 2001.
Lo que me gusta de Nataly es esa particularidad que desprenden sus ojos; es decir
hay una mirada de niña rebelde, inherente a su lado angelical, ese
que valora la vida y protege a los
animalitos. Aunque todos piensan que es
un niñita antisocial y creída. Pienso yo que,
solo lo hace porque hay muchos niños
malcriados en el colegio.
He observado su forma de caminar, creo que de grande será una gran modelo de
pasarela o una actriz. Pero antes quisiera que sea mi novia, porque según mi
madre dice que: las modelos se olvidan de los amores. Yo creo que es mentira. Me parece que lo
menciona porque mi padre las ve por televisión…
Sonó la campana, luego entramos
al salón. Empezaba la clase cuando tocaron la puerta, era ella, “Nataly” llegó cinco
minutos después de haber empezado la clase. Hoy es un día de gloria. Se sentó
justo delante de mi carpeta. Y, Allí
estaba ella. A unos metros de mi rostro,
desprendiendo ese aroma esquicito de su perfume seductor. Yo estaba
sobresaltado y a la vez como sapo encantado. Le miraba sus manos perfectas y entre su piel, se notaba la frescura que
horas antes había dejado su jabón de tocador. Su cabello castaño claro lo
sacudía y cuando lo hacía, el aire chocaba en mi rostro invitándome a soñar. Ya
no importaba nada; ni el mundo, ni los
alumnos, mucho menos las pelotudeces que hablaba el profesor. Solo era ella y yo.
Pero lo más emocionante fue
cuando se volteo y dijo: ¿Hola Frank
cómo estás? Quedé perpetrado bajo su
belleza, como esas serpientes dominadas
por la música de una flauta. A punto de
salir de mi canastilla y ponerme a bailar.
Miércoles 24 de septiembre del 2001
Ayer martes el profesor Mendoza se le ocurrió dejar un trabajo grupal. Todos forcejeaban sus
carpetas buscando afinidad, cuando de pronto con esa voz ensordecedora dijo: “Regresen
sus carpetas, voy a formarlos de acuerdo a como yo lo crea conveniente”. La bulla del desacuerdo no se hizo esperar.
Yo rogaba a todos los santitos y a la gracia divina que mencionen mi nombre
junto a ella. “Nataly y Frank”. El corazón se estrujaba de emoción; el profesor
mencionaba cada nombre de la lista. Mi amigo Felipe se fue con Bety; una niña
que nos recordaba a una actriz de televisión.
Carmona se fue con Lorena; la millonaria del salón. Le dicen así porque sus
padres trabajan en una empresa que exporta petróleo. En su casa nunca falta la cena
deliciosa, como esos deseables
bocadillos, especialmente para los
invitados.
El profesor dijo: como siguiente
grupo de exposición está Nataly y Gustavo, pero el pobre Gustavito no estaba,
ya que días antes se enfermó con la
viruela. ¡Gracias viruela! Grité sin
remedio, cuando todos voltearon a mirarme atiné a decir, ¿¡ciruela, alguien a
traído ciruela!? Entonces Nataly trabaja con… Frank -dijo- el profesor. ¡¡Bien!!
Viernes 26 de setiembre del 2001.
El director de la escuela dio a
conocer una buena noticia. Habrá una
fiesta de primavera y será el día martes
30 de setiembre a las 5:00 pm, por lo tanto se suspenderán las clases.
Este mismo día llegué a la casa de Nataly. Llevé una
gaseosa, galletas, bombones y todos lo que le gusta a las mujeres. Conversamos
como si fuéramos mejores amigos, escuchamos música y hasta se atrevió a
recostarse en dos oportunidades sobre mi hombro. Yo era el hombre más feliz del
mundo; lo digo en serio.
Lunes 29 de setiembre del 2001.
Ese día expuse con Nataly. Me atrevo a
decir que fue una excelente exposición, respondimos con gran facilidad hasta las
preguntas del profesor.
Martes 30 de setiembre del 2001.
La oportunidad que tiene todo
niño ha llegado. Hoy debo decirle a Nataly que me muero por ella, y si es posible que, quisiera
casarme con ella.
La cita era a las 5:00 pm. Un día antes cercioré la llegada de Nataly, entonces,
ya sabía que debía actuar. Repasé cada palabra de mi dialogo "mini
galán y enamorado empedernido". Busqué consejos
en el Google y hasta me encomendé al cautivito de Ayabaca. Era ahora o nunca.
La fiesta empezó a las 6:00 pm,
hora, en que Nataly hizo su ingreso. Yo me puse nervioso, pero sabía que eso no
ayudaría en nada, así que para relajar
los músculos y pasar el susto, decidí
bailar con Bety. Siempre mirando a la bella Nataly, y su vestidito negrito con
encajes. Algo único y espectacular en toda la fiesta.
Terminado el baile, descansé en
una silla de madera cerca a mis inseparables amigos. Todos comentaban lo guapas
que llegaron las chicas, sin embargo mi
única atención se enfocaba en
Nataly. Era ahora o nunca, cogí un vaso
de gaseosa que de un sorbo me lo tragué como si fuera cerveza .
Sentí mi propia respiración, tan profunda como el cielo al atardecer. Conté hasta 10, no aguardé
más mi inquietud, pues fui en busca de
mi destino. Avasallado por mi timidez
me paré frente a ella; con una
sonrisa casi temblorosa. Fue entonces, A
las 6:45 pm, cuando la luna junto a su grupo de
estrellas se preparaba para posicionarse en el firmamento. Ella volteó su rostro como en
cámara lenta, yo no esperé más - inconsciente de las consecuencias- La besé. Sí, la besé.
Sin preguntarle cómo estaba, que
le gustaba, con quién había venido, si tenía mascota y todas esas preguntas ya contestadas
por mis exhaustivas investigaciones;
en conclusión de la situación. “Sin su permiso”.
El beso duró tres celestiales segundos y de un cachetadón
me bajó al infierno. Jamás olvidaré ese
día. Luego de la bofetada le expliqué
que la quería con todo mi corazón. Ella
con una sutil sonrisa me dijo “ya lo sabía tontito” y me besó por cinco segundos más… a veces pienso que la bofetada estuvo demás.