Mary es una de esas mujeres que
sigue el protocolo de dama
aristocrática, muy recta en sus ideas y
un claro ejemplo de superación para sus hermanos. Guapa y elegante, no aguanta
pulgas. Así la criaron y formaron sus
padres desde que tenía uso de razón, cuenta ella. A sus 35 años sigue
con su profesión de enfermera. Por otro lado está José, que es lo apuesto, la otra cara de la moneda. Apenas terminó la
secundaria y su oficio de chofer lo han llevado a duros cuestionamientos con la
familia de Mary. Sobre todo sus cuñadas, quienes también lo llaman “ el
rapidito”, un seudónimo que lo lleva desde que tenía 19 años; cuando
jugaba al fútbol en el colorido barrio de los jazmines. Siempre reclamaba, nunca le
gustaba perder. Con sus pantalones similares al chavo del ocho, unos cuantos huecos en su camisa y con un
kilo de tierra en la cabeza jugaba sin descansar. A demás se creía el más osado
conquistador, hasta que un día lo encontraron despojado de sus prendas de
vestir y en poses comprometedoras con la hija de su jefe, en el antiguo trabajo como ayudante de mecánico.
Corrió asustado y desnudo, tapándose
la rabadilla hasta llegar a su casa.
Cuando José ya era adulto, en uno de sus viajes conoció a Mary.
Transcurrió el tiempo, y muchos nos
quedamos sorprendidos con la noticia,
ellos se enamoraron y hasta se casaron. Así fue, se enamoraron y se
casaron. Ahora José es un hombre responsable, entregado a su familia por un
futuro mejor, hasta tiene planes de crear su tienda de repuestos para autos y
mototaxis.
“El amor nos cambia”. Es como un
aspaviento, una demostración de amor. Ejemplo de aquello fue: cambiar la
colonia coquito por un perfume de 80 soles. El propósito era que
ella, con su hermosa nariz. Olfateara cada
rincón de mi cuerpo haciendo nuestro encuentro agradable. Cambiar los zapatos
viejos y arrugados por unos nuevos y bien lustrados.
El amor nos vuelve ávidos, conquistadores, detallistas, poetas, cantantes, atléticos. Nos adaptamos y aceptamos un mundo nuevo.
El amor nos vuelve ingeniosos, en el mes de febrero cuando el amor celebra su día. Buscaste la manera cómo sorprender a tu enamorad(a). Pasaste duras noches en vela tratando de elaborar el mejor regalo, pintaste, coloreaste y adornaste tu tarjeta. Así es el amor nos cambia.
El amor nos vuelve ávidos, conquistadores, detallistas, poetas, cantantes, atléticos. Nos adaptamos y aceptamos un mundo nuevo.
El amor nos vuelve ingeniosos, en el mes de febrero cuando el amor celebra su día. Buscaste la manera cómo sorprender a tu enamorad(a). Pasaste duras noches en vela tratando de elaborar el mejor regalo, pintaste, coloreaste y adornaste tu tarjeta. Así es el amor nos cambia.
Antes no te peinabas y a veces te
bañabas, ahora en estos tiempos, hasta te pones calzoncillos. Es un ejemplo
cómo el amor nos cambia. La mágica
sensación de saber que alguien esta
cerca a ti para sentirte único y
especial. El amor nos cambia o por qué no decirlo, nos ayuda a mejorar.
muy buen post! :) saludos!
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