jueves, 4 de abril de 2013

ASPAVIENTOS DE AMOR.





Mary es una de esas mujeres  que sigue el protocolo de  dama aristocrática, muy recta  en sus ideas y un claro ejemplo de superación para sus hermanos. Guapa y elegante, no aguanta pulgas.  Así la criaron y formaron  sus  padres desde que tenía uso de razón, cuenta ella. A sus 35 años sigue con su profesión de enfermera. Por otro lado está   José, que es lo apuesto, la otra  cara de la moneda. Apenas terminó la secundaria y su oficio de chofer lo han llevado a duros cuestionamientos con la familia de Mary. Sobre todo sus cuñadas, quienes también lo llaman “ el rapidito”, un seudónimo que lo lleva desde que tenía 19 años; cuando jugaba  al fútbol  en el colorido barrio  de los jazmines. Siempre reclamaba, nunca le gustaba perder. Con sus pantalones similares al chavo del ocho,  unos cuantos huecos en su camisa y con un kilo de tierra en la cabeza jugaba sin descansar. A demás se creía el más osado conquistador, hasta que un día lo encontraron despojado de sus prendas de vestir y en poses comprometedoras con la hija de su jefe, en el  antiguo trabajo como ayudante de mecánico. Corrió asustado y  desnudo,  tapándose   la rabadilla hasta llegar a su casa.
Cuando José ya era adulto, en uno de sus viajes conoció a Mary. Transcurrió  el tiempo, y muchos nos quedamos sorprendidos con la noticia,  ellos se enamoraron y hasta se casaron. Así fue, se enamoraron y se casaron. Ahora José  es un hombre  responsable, entregado a su familia por un futuro mejor, hasta tiene planes de crear su tienda de repuestos para autos y mototaxis.  
“El amor nos cambia”.  Es como un aspaviento, una demostración de amor. Ejemplo de aquello fue: cambiar la colonia coquito por un perfume de 80 soles.  El propósito  era  que ella, con su hermosa nariz. Olfateara  cada rincón de mi cuerpo haciendo nuestro encuentro agradable. Cambiar los zapatos viejos y arrugados por unos nuevos y bien lustrados.      
 El amor nos vuelve ávidos, conquistadores, detallistas, poetas, cantantes, atléticos. Nos adaptamos y aceptamos un  mundo nuevo.                                
 El amor nos vuelve ingeniosos, en el mes de febrero cuando el amor celebra su día. Buscaste la manera cómo sorprender a tu enamorad(a). Pasaste duras noches en vela tratando de elaborar el mejor regalo, pintaste, coloreaste y adornaste tu tarjeta. Así es el amor nos cambia.  
Antes no te peinabas y  a veces te bañabas, ahora en estos tiempos, hasta te pones calzoncillos. Es un ejemplo cómo el amor nos  cambia. La mágica sensación  de saber que alguien esta cerca a ti para sentirte  único y especial. El amor nos cambia o por qué no decirlo,  nos ayuda a mejorar. 




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