Me han tomado como rehén. Secuestrado
y sin escapatoria. Son cuatro
integrantes: Baldor, estadística aplicada, geometría algebraica, y Cálculo I.
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Usted.
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¿Cuál es su nombre?
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Mi nombre es Frank Pinedo, y no me gusta la
matemática.
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Entonces usted está condenado a estudiar sin
descansar “matemática pura”.
Después de recibir
un cero ocho de calificación. La noche
del mismo día me sumergí en una pesadilla incontenible. No sé si odio a la
matemática, o la matemática me odia. Lo cierto es que no soy bueno en la
materia. Según mi madre dice que, desde
un inicio mi la negatividad fue
discriminada en contra de la materia, las muestras de rechazo han permitido que
mi lado Einstein, se vea ofuscado. En
otras palabras, pasé matemática copiando. Le plagié a juanito, Jorgito, y a
toda la promoción de primaria y secundaria.
Si Baldor hubiera sido
mi padre. Hubiera muerto de un ataque cardíaco producto de la cólera, o drásticamente, la fotografía del árabe ubicada en la portada, sería de la siguiente manera:
atropellado por un camello al enterarse que yo no entiendo perfectamente la matemática.
Consecuentemente este Post es para que sepan que no todos son buenos en todo.
Hay quienes tienen talento para bailar, cantar, desarrollar problemas, actuar, ser comediantes etcétera. En cambio yo, nací con otras cualidades.
Intenté aprender correctamente la matemática para desarrollarme en el área de la ingeniería, como algunos lo deseaban, así como a cualquier carrera que sea inherente a la matemática. Pero la respuesta fue nula.
Consecuentemente este Post es para que sepan que no todos son buenos en todo.
Hay quienes tienen talento para bailar, cantar, desarrollar problemas, actuar, ser comediantes etcétera. En cambio yo, nací con otras cualidades.
Intenté aprender correctamente la matemática para desarrollarme en el área de la ingeniería, como algunos lo deseaban, así como a cualquier carrera que sea inherente a la matemática. Pero la respuesta fue nula.
Siempre he enviado a los matemáticos del salón, porque,
mientras registraba mi nombre, ellos ya entregaban sus exámenes
completamente resueltos, mientras las niñas bonitas me decían, Frank, puedes explicarme
matemática, ellos ya estaban ofreciendo su inmediata ayuda. Las manzanitas o los palitos no siempre
funcionaban, pues quedaron en la
historia conforme avanzabas de grado. Mi hoja del examen la miraba difusa, casi
mareado con mucho número. Ni que hablar de la geometría analítica que el
profesor enseñaba todos los benditos lunes, miércoles y viernes. Sin embargo,
llegué a simpatizar con la trigonometría; el seno, coseno, tangente, cotangente
y todas las razones trigonométricas, se volvieron amiguísimas, muy tolerantes
conmigo. Hasta que llegó, el tema de las funciones trigonométricas inversas y se jodió
todo.
La matemática ha sido siempre un problema; prefiero reemplazarlas por lecturas y temas comparados
a la comunicación. Aunque, el tiempo y las circunstancias nos ponen a prueba y
la matemática es importante. Así que, terminando mi carrera, no dudaré en
comprarme la tabla de sumar, restar, multiplicar y dividir.