sábado, 14 de septiembre de 2013

VIERNES 13




No precisamente fue un día de mala suerte y supersticiones acostumbradas; en el que deba evitar  pasar por una escalera o el cruzarme con un gato color negro. He divagado por el centro comercial, utilizando mucha paciencia y observando los últimos precios en productos. Fui en busca de unas zapatillas confortables, de buenos colores, sin importar la marca  y  sobre todo que no estrangulen mis pies. Estoy ciertamente seguro que, si existieran zapatillas con ventiladores  sería el primero en  adquirirlas.               

Al cabo de una hora, después de una exhausta búsqueda en las secciones de ropa y calzado. Encontré lo que buscaba (aclaro que no fueron con ventilador). Lo sucedido después comprende una serie de curiosidades, pues al acercarme  a caja para cancelar. Tenía al frente a una mujer simpática y atractiva. Aunque, más haya de su belleza,  poseía una mirada distinta hacia mí, y no solo eso sino también me regalaba una sonrisa amigable y a la vez tentadora.
Yo por lo pronto, producto de mi hipocondriaca  timidez, pude corresponderle con una sonrisa y atendiendo a sus preguntas como: “va a pagar en efectivo o con tarjeta”… Cogí  el producto y me fui contando mis pasos como Jason el destripador, en realidad caminé sin querer, porque me acordé de la frase, “el amor está donde menos te lo imaginas”.  Teniendo esas suspicacias  regresé al día siguiente,  pero ya no la encontré.    

La misma noche he meditado acerca del viernes 13; en realidad no tiene nada de malévolo, todo está en empezar el día con buena actitud. He pensado también acerca de aquellas personas que las encontramos y automáticamente nos gustan. Casi nos  llegan a enamorar  como  a ilusionarnos. A esas personas, jamás las volvemos a ver…   

               

  

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