jueves, 19 de septiembre de 2013

MAL DE AMORES



De la familia de los Barranzuela, Javier B. Vivía un intenso romance con Beatriz Santa María. Ellos Tenían dos años de feliz relación;  vivían  enclaustrados bajo las luces de un intenso amor. Era el tipo de pareja que despertaba envidia.  Un dueto casi perfecto, pues sus gustos y preferencias coordinaban mutuamente.          
Transcurrió el tiempo y después de dos años y medio. Beatriz inició  la primera conversación  con una  pregunta  firme: “Cuándo nos casamos” algo sorpresivo y  fantasmagórico  para  Javier, ya que en su cabeza solo habitaba la frase del buen progreso.  No tenía un empleo seguro y las posibilidades del sacrosanto matrimonio eran reducidas al 10% por ahora. Sin embargo, fue algo que Beatriz no entendió.  

Después de la contundente y nerviosísima respuesta de Javier, al decirle que, aún no estaba preparado para el matrimonio;   Las cosas cambiaron, y al cabo de varios días  Beatriz cambió de actitud, pensó que estaba perdiendo el tiempo con un sujeto que no tenía planes matrimoniales. La dulce melodía se convirtió en un bolero  falaz.  Y Beatriz decidió fulminar  todo.               
Por lo pronto  Javier quedó como perro apaleado en callejón, moribundo y falto de amor.
Laboraba por tan sola  inercia; mientras su cerebro pensaba en  Beatriz, sus manos sacaban cuentas  y entregaban  papeles, era  un robot reprogramado.   

En los próximos meses su vacancia laboral fue puesta disposición, y su estado de ánimo seguía siendo eñ mismo -desastroso-. Así que, después de un año decidió marcharse de la ciudad de Piura. Como todos los que buscan un bienestar personal,  una mañana cogió sus neceseres, ropa, el dinero de la liquidación, entre otras cosas y llegó  a Trujillo.        
Sin familia residente,  se alojó en una pensión cero estrellas, deambuló por las calles en busca de trabajo pero como todo foráneo debía acomodarse en cualquier actividad. Paulatinamente fue mozo, vigilante, asistente... todo un mil oficios parecía.          

Ya cuando todo marchaba bien, recibió la llamada de su exjefe. El cual le comunicaba una nueva propuesta de trabajo;  con mejor sueldo y muchos beneficios para su ingreso laboral. Pronto regresó a Piura ascendió de  trabajador de oficina a Jefe de área, hasta realizó uno estudios de administración.
 Fue  su lucha constante basada en mucho tiempo de esfuerzo y dedicación.  Hasta una mañana abrió los ojos, se miró al espejo y  se sentía realizado, sin temores ni contradicciones. Había pasado  seis años desde la última vez que le tocó vivir  penurias del infortunio amor.             
Una noche como la de este día,  fue a la iglesia a un encuentro con  Dios; para orarle y agradecerle por todos estos  años fructíferos. A las 8:00 pm salió de la iglesia, cuando se dirigía por la puerta principal, dentro de un carro elegante bajada Beatriz  hermosa como siempre, pero  vestida de novia…          
No se preocupen Javier  estará bien.    

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