De la familia de los Barranzuela,
Javier B. Vivía un intenso romance con Beatriz Santa María. Ellos Tenían dos
años de feliz relación; vivían enclaustrados bajo las luces de un intenso amor.
Era el tipo de pareja que despertaba envidia. Un dueto casi perfecto, pues sus gustos y preferencias coordinaban mutuamente.
Transcurrió el tiempo y después de dos años y medio. Beatriz inició la primera conversación con una pregunta firme: “Cuándo nos casamos” algo sorpresivo y fantasmagórico para Javier, ya que en su cabeza solo habitaba la frase del buen progreso. No tenía un empleo seguro y las posibilidades del sacrosanto matrimonio eran reducidas al 10% por ahora. Sin embargo, fue algo que Beatriz no entendió.
Transcurrió el tiempo y después de dos años y medio. Beatriz inició la primera conversación con una pregunta firme: “Cuándo nos casamos” algo sorpresivo y fantasmagórico para Javier, ya que en su cabeza solo habitaba la frase del buen progreso. No tenía un empleo seguro y las posibilidades del sacrosanto matrimonio eran reducidas al 10% por ahora. Sin embargo, fue algo que Beatriz no entendió.
Después de la contundente y nerviosísima respuesta de Javier, al decirle que, aún no estaba preparado para el matrimonio; Las cosas cambiaron, y al cabo de varios días Beatriz cambió de actitud, pensó que estaba perdiendo el tiempo con un sujeto que no tenía planes matrimoniales. La dulce melodía se convirtió en un bolero falaz. Y Beatriz decidió fulminar todo.
Por lo pronto Javier quedó como perro apaleado en callejón, moribundo y falto de amor.
Laboraba por tan sola inercia; mientras su cerebro pensaba en Beatriz, sus manos sacaban cuentas y entregaban papeles, era un robot reprogramado.
En los próximos meses su vacancia
laboral fue puesta disposición, y su estado de ánimo seguía siendo eñ mismo -desastroso-. Así que, después de un año decidió
marcharse de la ciudad de Piura. Como todos los que buscan un bienestar
personal, una mañana cogió sus
neceseres, ropa, el dinero de la liquidación, entre otras cosas y llegó a Trujillo.
Sin familia residente, se alojó en una pensión cero estrellas, deambuló por las calles en busca de trabajo pero como todo foráneo debía acomodarse en cualquier actividad. Paulatinamente fue mozo, vigilante, asistente... todo un mil oficios parecía.
Sin familia residente, se alojó en una pensión cero estrellas, deambuló por las calles en busca de trabajo pero como todo foráneo debía acomodarse en cualquier actividad. Paulatinamente fue mozo, vigilante, asistente... todo un mil oficios parecía.
Ya cuando todo marchaba bien, recibió
la llamada de su exjefe. El cual le comunicaba una nueva propuesta de trabajo; con mejor sueldo y muchos beneficios para su
ingreso laboral. Pronto regresó a Piura ascendió de trabajador de oficina a Jefe de área, hasta
realizó uno estudios de administración.
Fue su lucha constante basada en mucho tiempo de esfuerzo y dedicación. Hasta una mañana abrió los ojos, se miró al espejo y se sentía realizado, sin temores ni contradicciones. Había pasado seis años desde la última vez que le tocó vivir penurias del infortunio amor.
Una noche como la de este día, fue a la iglesia a un encuentro con Dios; para orarle y agradecerle por todos estos años fructíferos. A las 8:00 pm salió de la iglesia, cuando se dirigía por la puerta principal, dentro de un carro elegante bajada Beatriz hermosa como siempre, pero vestida de novia…
No se preocupen Javier estará bien.
Fue su lucha constante basada en mucho tiempo de esfuerzo y dedicación. Hasta una mañana abrió los ojos, se miró al espejo y se sentía realizado, sin temores ni contradicciones. Había pasado seis años desde la última vez que le tocó vivir penurias del infortunio amor.
Una noche como la de este día, fue a la iglesia a un encuentro con Dios; para orarle y agradecerle por todos estos años fructíferos. A las 8:00 pm salió de la iglesia, cuando se dirigía por la puerta principal, dentro de un carro elegante bajada Beatriz hermosa como siempre, pero vestida de novia…
No se preocupen Javier estará bien.
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