sábado, 7 de septiembre de 2013

MIS ÚLTIMOS DÍAS


He ido a la farmacia en busca de un medicamento para aliviar un irritante y punzante  dolor  en el pecho. Molestia desconocida de  la que puedes  plantear  hipótesis, muchas veces negativas;  moriré del corazón, es algo maligno,  tengo pocos días de vida, o quizás sea  un dolor muscular.  Asimismo, están los que adquieren la posición de médico  de cabecera para aliviarte el dolor con recomendaciones clínicas, y porque no decirlo, psicológicas – son tonterías no les hagas caso-. Al llegar a la farmacia la chica de cabello castaño cuyo nombre es Mayra, según su placa pegada en la  blusa, me preguntó que si era alérgico a la penicilina, si el dolor era constante, si bebía licor... y diez mil  preguntas más, para que al final del interrogatorio me brinde un calmante muscular.          

De cierta manera este dolor ha ido disminuyendo en estos últimos  días. Momentos exactos en que he terminado de leer un libro llamado “Muchas vidas, muchos maestros” de Brian Weiss.  Un médico psiquiatra  Estadounidense, que Cuenta la historia de Catherine (paciente)  y sus extraordinarias 86 vidas descubiertas a través de la regresión hipnótica. En esas sesiones paulatinas, pasó de ser una niña pobre, a una  pobladora  de Egipto, fue un   marinero de guerra, y hasta una mujer enferma de lepra, entre otras vidas más que dejaron atónito a Brian.    

El tema central es la  reencarnación. Concepto que en ningún sentido  despertaba mi grado de credibilidad, hasta que cogí el libro misterioso y me  eché a leer toda la historia del cual quedé admirado.
Morir en cuerpo, pero no de alma. Esperar a completar los siete niveles para lanzarse a una segunda, tercera y hasta infinitas oportunidades; siempre y cuando en nuestra vida actual hayamos aprendido de  nuestros errores.  Me quedé fascinado y pensé que si algún día moría, tal vez pueda regresar para ser mejor persona, quizás una vida con nuevas oportunidades para seguir siendo feliz.

Tener una vida distinta en lugares inimaginables, como también pueda adquirir una vida volátil  o ser un bohemio; esto sí que es un misterio, aunque existan cientos de relatos y afirmaciones de haber regresado a la vida. Posiblemente  en unos siglos más se origine una raza distinta, tal vez me reencarne en un androide o en una extraterrestre, pues en realidad nadie sabe lo que  lo que pueda pasar. Sin embargo, si existe la llamada reencarnación, será una nueva oportunidad para ser mejores; al menos resarcir  errores en la vida actual y mejorarlas en un futuro, después de la muerte.

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