Los 11 años de vida escolar no se comparan a los
5 años de carrera universitaria, eso si no repites un año. No pretendo ser perverso
sin embargo así suceden las cosas,
aunque como dicen las abuelitas sólo
repiten los cojuditos.
Efectivamente, el colegio y la
universidad no tienen punto de comparación. Al colegio faltas un día y es como
si nada hubiera pasado, pero faltas a la universidad y ya tomaron un examen, dejaron dos trabajos, diez libros
que leer y eres el hombre perdido en el espacio.
Cuidado si entras a la zona roja; esos días donde vienen las
exposiciones y exámenes parciales consecutivos, y pareces estar en la película “retroceder nunca rendirse jamás”
En el colegio sacas 10.5 y el profesor te pasa con 11. En la universidad peleas por los decimales, ruegas por los 0,1 ó 0,2. Esos números que creías insignificantes ahora te pueden salvar de los “sustis”. Suplicar. Cualquiera lo puede hacer, pero lograr que el profesor acceda a esos ruegos es difícil. Un drama-argumento seria el siguiente:
En el colegio sacas 10.5 y el profesor te pasa con 11. En la universidad peleas por los decimales, ruegas por los 0,1 ó 0,2. Esos números que creías insignificantes ahora te pueden salvar de los “sustis”. Suplicar. Cualquiera lo puede hacer, pero lograr que el profesor acceda a esos ruegos es difícil. Un drama-argumento seria el siguiente:
Tú llorando y el profesor frente
a ti. Ya profe por favor no sea malito súbame
un puntito, mire no sea malito, ayúdeme- te inventas historias- profesor soy huérfano, tengo que mantener a
mis 20 hermanitos que no tienen para comer, y debo de trabajar, por eso no pude estudiar.
En el colegio tus padres te daban la famosa “propina”, con 1 o 2 soles eras el rey del kiosco. En la universidad ya no hay propina. Debes de conseguirla; si plata quieres tener, trabajar debes hacer. Tus trabajos eventuales de mesero, cuidador de mascotas, payaso de la hora loca, vendiendo sándwich en el salón, las mujeres como niñeras, etcétera. Todo esto te salvará de una situación precaría.
Recuerdo que uno de mis trabajos eventuales fue introducirme en un muñeco de Barnie, pasé 4 horas bailando, saltando y haciendo estupideces que hacían reír según las señoras de la fiesta. Créanme que estar dentro del muñeco es un mundo de sufrimiento; te sudan las boloñas, los niños te sujetan la cola, tienes ganas de mear y no puedes, bajas 2 kilos y te gritan Barnie hasta por gusto.
Por lo tanto la universidad requiere de
responsabilidad y esfuerzo. Tus horas están contadas para realizar los
trabajos. Nuestra última exposición tuvo como protagonista a nuestro amigo
Kevin.
Su acto fue épico, una proeza jamás antes vista en la historia del aula 18: organizó al grupo, departió ordenes y tareas, dejó de lado sus intereses personales, el buen amigo se amaneció para tan esperada exposición del día siguiente. Pues, Llegó el día, Todos listos en el aula menos Kevin. Él… “se quedó dormido”
Su acto fue épico, una proeza jamás antes vista en la historia del aula 18: organizó al grupo, departió ordenes y tareas, dejó de lado sus intereses personales, el buen amigo se amaneció para tan esperada exposición del día siguiente. Pues, Llegó el día, Todos listos en el aula menos Kevin. Él… “se quedó dormido”
En épocas de colegio me acostumbraron hacer
responsable, tanto así que debía dejar todo listo para el día siguiente; pantalón
planchado, mochila, tareas y zapatos lustrados.
Sé que algunos no me creerán pero fue un domingo por la noche. Mí madre me pidió que deje todo listo para el día siguiente, incluido los zapatos lustrados. Cogí la pomada y lustré como un experto, finalmente mis zapatos parecían dos espejos de tanto brillo. Sinceramente no recuerdo donde los guardé, pero eran las 7: 15 am del día siguiente y el tiempo apremiaba, mis zapatos no aparecían. La desesperación de un alumno responsable se hacía sentir.
Sé que algunos no me creerán pero fue un domingo por la noche. Mí madre me pidió que deje todo listo para el día siguiente, incluido los zapatos lustrados. Cogí la pomada y lustré como un experto, finalmente mis zapatos parecían dos espejos de tanto brillo. Sinceramente no recuerdo donde los guardé, pero eran las 7: 15 am del día siguiente y el tiempo apremiaba, mis zapatos no aparecían. La desesperación de un alumno responsable se hacía sentir.
Cogí una vela y busqué bajo la
cama. Creo que calculé mal entre la vela y altura de la cama. Ya que la vela
chocó en el colchón y éste se iba quemando de a pocos.
Mí madre me contó años después que Salí del cuarto con una mirada atónita, era un niño sin palabras pero con unas lindas llamas y humo tras de mí – que linda mí madre -Por suerte el albañil quien llegaba a las 7:00 am a culminar su trabajo descubrió sus dotes de bombero.
Mí madre me contó años después que Salí del cuarto con una mirada atónita, era un niño sin palabras pero con unas lindas llamas y humo tras de mí – que linda mí madre -Por suerte el albañil quien llegaba a las 7:00 am a culminar su trabajo descubrió sus dotes de bombero.
Al colegio vas con uniforme el
cual usas por once años. En la universidad parte del dinero ganado son
destinados a comprar ropa. Eso si apenas te alcanza para comprar una camisa de
20 soles. En el colegio llevar diez cursos no es nada, todos los pasas con los
ojos cerrados. En la universidad llevar
cinco cursos y es realmente estresante. Los profesores dejan numerosas tareas, todas para los días siguientes.
Vida universitaria. Un mundo muy particular que debes sobre llevar. Salir exitoso depende de cada uno. Te recomiendo buscar buenos amigos para tus próximos trabajos en grupo. Cultivar la amistad no cuesta nada, ayudar a los demás tampoco.Enamorarse en la universidad es salir adelante pero a dúo.
Vida universitaria. Un mundo muy particular que debes sobre llevar. Salir exitoso depende de cada uno. Te recomiendo buscar buenos amigos para tus próximos trabajos en grupo. Cultivar la amistad no cuesta nada, ayudar a los demás tampoco.Enamorarse en la universidad es salir adelante pero a dúo.
Para mis grandes amigos: David, Joel, Juan, Kevin y Carlos. Partimos de cero y llegamos a
dieciocho. Faltó poco para el veinte. Gracias también a todos los chicos del
aula 18. Una vez más gracias.
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