Bajo el regocijo familiar damos la cuenta regresiva. Del 10 hasta el 1 y de
forma mesurada. Todos con sus copas en
la mano gritamos una “Feliz navidad” “muchas felicidades”. En cuestión de 2
segundos echamos un vistazo y nos preguntamos ¿A quién abrazar primero? A la
izquierda, a la derecha. De repente a la
Cuñada, quien parece disfrutar más de la navidad. ¿Debería ser a la mamá?
Quizás al hermano quien este año se portó bien con los regalos
para todo el familión.
Mientras que pensamos, ya tenemos a toda la familia abrazándonos y repitiéndonos el feliz navidad.
Pues es verdad, llegó a tu hogar, y ella – la navidad- nos dejó grandes momentos de felicidad, nostalgias, reflexión, arrepentimientos, unión y muchas secuelas de una noche buena. Por supuesto, sin dejar de mencionar; los miles de platos para lavar, la basura que recoger, el medio pavo que engullirás por dos día consecutivos, en el famoso calentado. Acompañado del panetón y de la taza de chocolate.
Todas navidades son distintas, eso es verdad; Siempre nos dejan algo que recordar, como quizás el primer regalo, la llamada o mensaje de la chica(o) que te gusta, el mejor abrazo, las más lindas palabras, o el primer dolor de estomago al despertar. El cual te hace recordar que no siempre es bueno comer a las doce de la noche. Pavo, más chocolate, ensalada, postre de piña, vino,cerveza, arroz y todos los súper alimentos de noche buena. Donde papá y mamá mencionan incansablemente. ¡¡ Come, caso no tienes hambre!!
La navidad también nos deja recuerdos materiales, como son los juguetes. No son lo más importantes pero siempre hay alguien generoso que tiene ese detalle. Éstos colocados bajo el árbol de navidad y envueltos en papel de regalo multicolores.
Hoy recuerdo algunos regalos que recibí, como por ejemplo: El camioncito rojo que fue el causante de un tremendo dolor de riñones. Todo el día con el cuerpo inclinado a 90 ° cualquiera se enferma. La pelota blanca con marcas azules, que fue mutilada por un vidrio puntudo, cuando cayó al techo del vecino. El monopolio con muchos billetes, que al final mi prima los utilizó para jugar a las compras del mercado. El grandioso circuito de carritos a control remoto que nunca salían de la pista. Hasta ahora lo conservo, así como mi primer celular de tapita pantalla verde. Y como no olvidar las buenas propinas del padrino “favorito” categoría dada por mis hermanos al dejar buenas monedas y billetes, los cuales utilizábamos para comprar golosinas. Hasta cuando se fue y nunca más volvió. Mis hermanos le quitaron esa categoría. Pero, quien iba a pensar que ahora ya tiene como 5 hijos que mantener.
Mientras que pensamos, ya tenemos a toda la familia abrazándonos y repitiéndonos el feliz navidad.
Pues es verdad, llegó a tu hogar, y ella – la navidad- nos dejó grandes momentos de felicidad, nostalgias, reflexión, arrepentimientos, unión y muchas secuelas de una noche buena. Por supuesto, sin dejar de mencionar; los miles de platos para lavar, la basura que recoger, el medio pavo que engullirás por dos día consecutivos, en el famoso calentado. Acompañado del panetón y de la taza de chocolate.
Todas navidades son distintas, eso es verdad; Siempre nos dejan algo que recordar, como quizás el primer regalo, la llamada o mensaje de la chica(o) que te gusta, el mejor abrazo, las más lindas palabras, o el primer dolor de estomago al despertar. El cual te hace recordar que no siempre es bueno comer a las doce de la noche. Pavo, más chocolate, ensalada, postre de piña, vino,cerveza, arroz y todos los súper alimentos de noche buena. Donde papá y mamá mencionan incansablemente. ¡¡ Come, caso no tienes hambre!!
La navidad también nos deja recuerdos materiales, como son los juguetes. No son lo más importantes pero siempre hay alguien generoso que tiene ese detalle. Éstos colocados bajo el árbol de navidad y envueltos en papel de regalo multicolores.
Hoy recuerdo algunos regalos que recibí, como por ejemplo: El camioncito rojo que fue el causante de un tremendo dolor de riñones. Todo el día con el cuerpo inclinado a 90 ° cualquiera se enferma. La pelota blanca con marcas azules, que fue mutilada por un vidrio puntudo, cuando cayó al techo del vecino. El monopolio con muchos billetes, que al final mi prima los utilizó para jugar a las compras del mercado. El grandioso circuito de carritos a control remoto que nunca salían de la pista. Hasta ahora lo conservo, así como mi primer celular de tapita pantalla verde. Y como no olvidar las buenas propinas del padrino “favorito” categoría dada por mis hermanos al dejar buenas monedas y billetes, los cuales utilizábamos para comprar golosinas. Hasta cuando se fue y nunca más volvió. Mis hermanos le quitaron esa categoría. Pero, quien iba a pensar que ahora ya tiene como 5 hijos que mantener.
Lo que deja la navidad, son
recueros materiales e intangibles. Todos ellos con una valoración importante, a medida que pasen los años. Todo será distinto.Tal vez no recibas regalos; ahora los
entregarás afablemente y con mucho
cariño.
“Honraré la navidad en mi
corazón y procuraré conservarla durante todo el año”
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