viernes, 17 de mayo de 2013

PEQUEÑAS HISTORIAS




HERMANO MAYOR       
Cuando  terminó su carrera profesional,  los días, meses y un par de años fueron agobiantes. Todos piensan que cuando egresas de la universidad  las puertas  laborales se abren fácilmente. Pues no es así, al menos ahora donde los requisitos son tajantes e innumerables.
Ese tiempo fue difícil pero su madre siempre le ponía ese toque de optimismo para que siga adelante. Hasta que llegó esa gran oportunidad  y trabajó sin parar,  demostrando su capacidad y satisfacción ante su jefe. A fin de mes, recibió su pago y lo compartió   con toda su familia.

PALABRAS BONITAS
La navidad se aproximaba – a sólo tres días-  las tiendas estaban congestionadas por consumistas  ansiosos por comprar el mejor regalo, pagaban  con monedas y/o  billete.          
Al pasear por las calles,  las luces navideñas reflejaban los  ventanales. Los famosos y barrigudos papa  noeles  se paseaban   como hormigas en el jardín. Y  como era de  esperarse, hacer largas colas  transformaba al más  sutil y paciente,  en un energúmeno irrazonable.          
Cuando llegué a la cola para pagar mis productos, una señora y su hija de aproximadamente tres años de edad se ubicaban  frente a mí. Ella  renegaba con todos, se encolerizaba mirando el reloj como si el minutero fuera el horario, esa noche  me atreví a decirle:               
Señora: ¿Cuánto le costó la muñeca?   
La señora me respondió ¿Cuál muñeca?             
Y yo le señalé a su hija.                
Su risa se desprendió  de forma instantánea, despejando su cielo gris.

TAL VEZ
La dosis de amor lo descontroló, ofuscando sus sentidos  a tal punto de  lograr despistar y desechar  al competidor,  así fue y hasta con malas mañas.           
Pero, tal vez  ella no pueda tomar ninguna decisión.  Tal vez no le guste ninguno de ellos.   Tal vez sólo le interese  la amistad.  Tal  vez  el que la sigue la consigue, pues quien tiene más cercanía gana. O  tal vez,  le guste más el competidor.  Tal vez  ya terminó esta historia y ,ella,  ya decidió...  

EL CASORIO
Ella cumplía los 35 años, como aferrada a su suerte quiso esperar  al  hombre ideal, mientras tanto su tiempo lo empleaba trabajando en la  empresa  y a convivir con su familia.
Cuando llegó  a los casi 36 años,   las circunstancias eran diferentes; ella  no quería esperar más, debía tener una familia.  Como en los tiempos donde  el padre pactaba un matrimonio, éste le consiguió al hijo de su compadre para que  por fin se casara, sin conocerse ni enamorarse, sin saber cual es su color y comida favorita.
Precipitosamente  marcharon  al altar  y dieron el sí con la música nupcial.
Yo tomé la foto. 

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